Crónicas
La radio que decidió pintar su historia
FM FRIBUAY
Por Gonzalo Zurano
(Morón, 28/4/2018). La radio FM Fribuay 90.7 se fundó en 1997 y siempre estuvo ubicada en el mismo lugar: un viejo estacionamiento de la calle Boedo, justo en el límite entre Ramos Mejía y Haedo. El portón, de un color rojo óxido, es lo suficientemente alto como para que pueda entrar un camión. El timbre, pegado a la pared, no muy arriba pero tampoco accesible para todos, no tiene nada que delate la presencia de una FM.
Sin embargo, al entrar en este viejo estacionamiento hay algo que llama la atención: un mural cubre una de las paredes, de 30 metros de largo, del viejo galpón pensado originalmente para alojar vehículos.
Los autos estacionados sobre la izquierda, un pasillo con manchas de aceite va hasta el estudio de radio que descansa en el fondo y, sobre la derecha, ese mural que es parte central en la historia de la radio. Así, como si los autos estuvieran mirando la pared pintada y pudieran imaginar lo que pasa habitualmente adentro.
Un tren que simboliza el oeste, un pibe en bici que transporta una guitarra, algunas personas que gritan, un pañuelo de las madres, y alguien acurrucado con las manos en sus auriculares para escuchar mejor la radio, todo eso convive en el muro.
Adentro, la radio está funcionando, un programa “tiene aire” y las personas van y vienen. Una de ellas es Matías De Brasi, el tipo que pintó “esa pared”. Tiene unos treinta y cinco años y está vestido como si recién terminara de trabajar en algún otro mural. Los pantalones con manchas de distintos colores, el pelo largo y atado y una remera que alguna vez fue negra y ahora está desteñida por las múltiples salpicaduras de aguarrás.
Mientras mira la vieja pared explica que se trata de uno de los trabajos más lindos que le toco hacer “porque era para la radio del barrio, donde vienen los pibes cuando tienen una banda, donde se cuentan las cosas que pasan en el barrio, que le importan a la comunidad de acá”.
Matías da clases de Artes Plásticas en varios colegios de Morón e Ituzaingó y hace mucho que pinta murales sobre paredes, algunas al exterior y otras en galpones como el de esta radio.
“Lo de la Fribuay tiene otro sabor porque el mural fue parte de una fiesta que se hizo para juntar fondos y para que los chicos pudieran volver a comprar parte de los equipos que les sacaron”. El artista se refiere al decomiso sufrido por la radio en junio de 2008, cuando por una denuncia de Radio Disney, la justicia allanó el lugar y se llevó los equipos indispensables para transmitir.
Por la manera en que mira el mural mientras habla, es evidente que no tiene tan presente los hechos y que los va recordando al mismo tiempo que los relata: “yo no era parte activa de la radio, pero conocía a todos y siempre habían ayudado a promover a los artistas locales, así que cuando me contaron esto enseguida pregunté cómo podía dar una mano y me propusieron hacer el mural en vivo mientras se hacía una peña para juntar fondos, así que lo hicimos y estuvo muy bueno”.
Aquellos fondos se juntaron, pero no eran suficientes y la radio sólo volvió a funcionar cuando recuperó sus equipos. La justicia se los tuvo que devolver unos meses después del allanamiento.
Al interior de la radio hay un desorden menos artístico que el del mural. En el estudio se puede ver algunas banquetas alrededor de la mesa y los cuatro micrófonos con sus cables irremediablemente enredados. En la cabina del operador, la consola mueve sus agujas al ritmo de la música y delata su procedencia de un tiempo previo al digital.
Un sillón, una mesa y algunos cuadros colgados decoran el ambiente contiguo al estudio. La luz de aire está encendida y al lado, enmarcada prolijamente cuelga la orden de allanamiento, como un recuerdo de una época difícil y como un rasgo de identidad de la radio.
El mural, la historia de los equipos secuestrados y la charla con Matías, el pintor, cubre todo de cierta mística y épica barrial.
Hace 21 años que la radio transmite, primero lo hacía sólo por antena, luego sumó el formato online. Cruzó diferentes problemáticas, resolvió cuestiones operativas y estuvo siempre. El movimiento adentro del estudio y alrededor del garaje hace pensar que seguirá estando también, cuando el mural empiece a descascarse y tenga que volver Matías u otro artista a hacerse cargo de esa pared.