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Entrevista al director de FM Fribuay, Pablo Ovín

"El Estado criminaliza a las radios comunitarias"

Por Gonzalo Zurano

(Morón, 15/5/2018). En el interior de la Fribuay todo se divide en dos universos diferentes que conviven y se complementan. Una línea imaginaria y un tanto flexible los divide y todos respetan esa frontera porque esa es la única regla. De un lado el estudio y la cabina del operador, donde solo hay una luz tenue y las paredes están repletas de carteles pegados, algunos con consignas políticas o frases de rock, otros más indicativos que suplican por el mantenimiento de cierto estado de orden. Donde no hay carteles hay discos y estanterías viejas cargadas de CDs, que ya no se abren pero tienen su lugar ganado.

Del otro lado de la frontera, la sala de producción y un ambiente con sillones y una mesa. Allí es donde el desorden está permitido. Un perchero con camperas olvidadas, las hojas de ruta de programas pasados, números de teléfonos que fueron entrevistas y ahora son solo papeles tirados por ahí, algunos vasos, ceniceros y revistas de todo tipo reposando en un mueble viejo, que cumple la función de biblioteca.

Desde su fundación, en 1997, la radio FM Fribuay (90.7) vio pasar mucha gente y muchos programas, fue escenario de muchas historias y tiene las marcas de cada una de ellas. Como la orden de allanamiento que cuelga de una de las paredes y recuerda esa tarde de 2008 cuando sufrió el decomiso de los equipos, o el cuadro con la mención a su cumpleaños número 20, las fotos de muchos integrantes que ya no están o de bandas de rock que se disolvieron.

Pablo Ovín es una de esas marcas que tiene la Fribuay, alguien que está allí casi desde el comienzo de la historia y que transita por los dos lados de la frontera con la tranquilidad de quien se sabe en su casa. Tiene unos cuarenta años pero  su remera de La Patria de las Moscas (así se llama el programa que conduce) y su única rasta colgando de la nuca los disimulan bastante bien. El look informal y los gestos austeros se mezclan con una postura reflexiva ante la inminente charla: mira el grabador que está sobre la mesa, prepara el mate y se sienta en uno de los sillones.

Cómo encargado de programación de la radio sabe lo que está pasando en el estudio en ese momento y lo que pasará después, pero igualmente tiene siempre un ojo allí, atento a que todo esté saliendo bien. Sin embargo, esto no lo muestra distraído sino que parece ser una carta de presentación para la entrevista. Cómo si dijera : este soy yo, el que tiene la responsabilidad del aire de la Fribuay.

Una vez mostrada esa credencial, su mirada vuelve al mate y al grabador, el sillón termina de absorberlo y parece estar tranquilo sobre lo que hacen sus compañeros de radio, confiado del funcionamiento colectivo de la emisora y listo para empezar a responder preguntas.

¿Qué rol desempeñás en la radio y cómo es formar parte de un proyecto comunitario desde la comunicación?

Estoy al frente del área de programación, que implica recibir y evaluar las propuestas y armar la grilla de cada año, siempre en consulta con las demás áreas de la gestión de la radio.

Participar del aire y de la gestión de un medio comunitario es un compromiso y una convicción por una construcción colectiva. Por un lado fue y es un espacio para aprender, desarrollarse y abrirse caminos personales, pero siempre con lo colectivo por delante. Es dejar un poco el "yo" y el concepto de "propiedad" y "exclusividad" sobre la información que tiene la comunicación en el sector privado o comercial, y entenderse como un vehículo para socializar y compartir esa información.

Por ello ejercer en un medio comunitario no es solo una posibilidad de aportar para transformar hacia afuera, hacia la comunidad, sino también hacia adentro del medio, en el aprendizaje de esa construcción horizontal y colectiva.

¿Cuándo empezaste a participar en Fribuay, cómo se dio ese primer acercamiento?

Empecé a acercarme a la radio allá por el año 2000, primero como escritor y organizador de movidas literarias buscando difusión. A partir de allí me vinculé con el medio ,y  al tiempo, surgió la idea de parte de la radio de armar un programa para la literatura local. En ese espacio empecé a ser parte del aire y, a partir de esa participación, me fui integrando cada vez más a la producción de los contenidos generales y,  por último, casi naturalmente, a la gestión.

¿En sus más de 20 años de historia cuáles fueron los peores momentos de la radio y por qué?

La Fribuay atravesó varios momentos difíciles. Uno de ellos por la parálisis económica del final de la década de los 90 y el posterior estallido del 2001, donde el medio sobrevivió prácticamente sin recursos, solamente por el compromiso y militancia de sus integrantes.

El más fuerte, sin dudas, el decomiso sufrido en el 2008, bajo la Ley de Radiodifusión de la dictadura que todavía continuaba vigente, que se produjo con la policía ingresando violentamente, la CNC llevándose nuestros equipos y sacándonos del aire. Pero ese hecho de censura fue a su vez positivo, ya que nos fortaleció hacia adentro de la radio, y hacia afuera generó tanta solidaridad y tanto apoyo de las organizaciones de radios comunitarias, las redes, los sindicatos, las fuerzas políticas y la comunidad en general, que terminó por permitirnos recuperar el aire y volver a comunicar.

Hoy es muy duro el contexto económico y político. Los tarifazos nos ahorcan económicamente, obligándonos a no transmitir por aire durante la trasnoche para poder enfrentar los costos de la luz, la degradación de ingresos por la malísima situación de las pymes y empresas locales que achicaron a cero su inversión en publicidad, y el desfinanciamiento por parte del Estado, que abandonó todos los programas de fomento a los medios de nuestro sector (sin fines de lucro) y volvió a la lógica de la criminalización de las radios comunitarias.

 

¿Qué modelo de sustentabilidad tiene Fribuay, cómo se sostiene económicamente?

Principalmente a través de pauta publicitaria, por un lado de las pymes y comercios locales, por el otro de organismos y entidades públicas (en ambos casos, como dije antes, en franca retracción). Otra fuente de recursos es la participación y generación de proyectos y capacitaciones.

En cuanto al aire, no comercializamos ni vendemos los espacios, sino que planteamos acuerdos con las producciones, organizaciones o equipos que proponen la realización de un programa, para que a través de publicidades o actividades propias estos puedan aportar recursos a la radio para poder sostener esos mismos programas y aportar al funcionamiento general del medio.

¿Siempre fue el mismo el camino elegido para sostener el proyecto desde lo económico?

Ha estado y está en debate permanente. El horizonte es poder sostener el proyecto sin tener que necesariamente basarnos en la voluntad y la militancia de muchos compañeros y compañeras. Creemos que el Estado tiene que estar allí como igualador de posibilidades y generar mecanismos para que los medios comunitarios sean sustentables, no solo a través de la pauta oficial (que creemos es un derecho de nuestros medios), sino también a través de figuras creativas como el mecenazgo, el fomento a la responsabilidad social de las empresas, etc.

¿Qué relación tiene un medio comunitario con el Estado?

Un medio comunitario es un medio de la sociedad civil, le pertenece a todos y a todas. La relación con el Estado debe ser de complementariedad, siendo el medio una herramienta para garantizar el acceso a la información y la participación ciudadana en la cosa pública.

Como sabemos, esto ha entrado y entra permanentemente en tensión cuando los intereses de los sectores políticos y económicos que controlan el estado chocan con los intereses populares, que son los que defendemos y representamos los medios comunitarios, básicamente porque quienes hacemos y gestionamos estos medios somos parte de ese mismo sector social.

Sobre la pauta oficial, insistimos y reafirmamos que el Estado tiene la obligación de comunicar sus actos de gobierno y tiene que hacerlo también, y principalmente a nivel local, a través de los medios comunitarios y sin fines de lucro. En esa ecuación se cumple el objetivo de informar a la comunidad desde el Estado y, a su vez,  se aporta a la existencia de medios libres donde todos los actores sociales tienen acceso al ejercicio de la libertad de expresión, algo que no sucede plenamente en el ámbito de los medios privados a causa de los intereses particulares que allí se juegan.

¿Cuáles son las claves para que un medio comunitario subsista en un mapa mediático como el actual?

La resistencia. Y juntarnos, armar redes. En ese sentido, desde Fribuay venimos trabajando en conjunto con otras radios de la región, bajo el sello de la Red de Medios del Oeste, compartiendo producciones, haciendo circular contenidos, accionando juntos en busca de caminos colectivos y no individuales.

Es una pelea desigual y muy difícil, pero es la misma que viene dando este sector desde hace más de 30 años.

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